ratinana
mujer de aromas inertes que sollozas en silencio, desde lejos se escucha tu tenue palpitar, después logró despejarme un rato de
insabora existencia, miro abajo, mis zapatos desgastados y sucios debido al andar por el césped de tu jardín. No muestras pues interés, y me descuidas, niña terca, de dulce amargura, egoísta... no comprendo amada mía porque me das las espalda cuando el capricho tuyo reina al igual que tan desgastante orgullo dividiendo en mil esporas nuestro amor... si, ahora recuerdo que pronto decaerás y te rindo un gracias sarcástico por quererme otro amor fiel encontrar, no te mides pequeña, tan dulce, tan benevola, el limite llegó como el otoño apresurado suelta su furia en meses tan helados, el limite me grita sediento, hoy te dejo vida mía, disfruta de la merienda de mis días, junto a ella.
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